Siempre
me gusta empezar las entrevistas por la infancia, ¿cuál es tu primer recuerdo
frente un libro de naturaleza, en la televisión o en el campo?
Destacaría la colección “Fauna” de Rodríguez
de la Fuente que puntualmente, se entregaba en fascículos semanales en los
kioscos. También resaltaría las primeras guías de identificación de la naturaleza
de la Editorial Blume o la guía “Peterson” de las aves de Europa. En el campo,
sin ninguna duda, me fragüé como naturalista en las riberas del Duero y las
barranqueras que acompañan a este tramo fluvial a su paso por Toro. Allí, en
1988, comencé a llenar páginas en mis cuadernos de campo con mis primeras
oropéndolas, águilas calzadas, cormoranes grandes, martinetes y nutrias.
¿Sin
duda eres de los que mejor conoce el lobo ibérico en su medio, recuerdas tu
primer contacto con esta emblemática especie?
Creo que para cualquier
naturalista, el primer encuentro con un lobo es algo imborrable. Lo recuerdo
perfectamente. Fue en octubre de 1995 y en un monte cercano a mi pueblo (Toro).
Me encontraba en la parte baja de un camino recto, estrecho y ligeramente
ascendente que atravesaba un encinar-pinar con jaras. Al atardecer y a media
distancia, un lobo cruzó la senda de derecha a izquierda y por la parte alta. Se
desplazaba al trote y su capa era marrón clara. No fueron más de 10 o 15
segundos pero fue un antes y un después. Los comienzos fueron difíciles y esos
primeros lobos eran realmente complicados de observar.
Es
imposible hablar de lobos ibéricos sin hablar de Félix ni de Ramón Grande del
Brío, ¿Cómo te han influenciado sus trabajos?
A Félix le tengo que agradecer el
impacto que me generó “El Hombre y la Tierra”. Los capítulos dedicados al lobo
me fascinaron; pero la carrera del pastor con los brazos en alto corriendo
ladera abajo y gritando ¡El looobo! ¡El looobo! resultó algo casi adictivo que
visibilicé decenas y decenas de veces. Su labor fue un punto de inflexión en lo
referente a la divulgación de esta especie y también, promoviendo que la
legislación española sacara al lobo del listado de alimañas.
Ramón Grande del Brío fue un pionero en el estudio de campo de esta especie y de hecho, fue el que puso a La Culebra “en el mapa”; gracias a la lectura de sus libros me animé a visitar estas montañas y valles a principios de los años 90. Con Ramón tengo buena amistad y de vez en cuando hablamos por teléfono (charlar con él resulta imprescindible para entender la situación de los lobos en los años 70). De sus textos, me encantaron además los dibujos sobre el lobo elaborados por Mauricio Antón, al que luego conocí cuando participó en una de mis actividades de conocimiento de la especie. Conservo como oro en paño el dibujo de una cabeza de lobo que me hizo en un periquete ese fin de semana.
Ramón Grande del Brío fue un pionero en el estudio de campo de esta especie y de hecho, fue el que puso a La Culebra “en el mapa”; gracias a la lectura de sus libros me animé a visitar estas montañas y valles a principios de los años 90. Con Ramón tengo buena amistad y de vez en cuando hablamos por teléfono (charlar con él resulta imprescindible para entender la situación de los lobos en los años 70). De sus textos, me encantaron además los dibujos sobre el lobo elaborados por Mauricio Antón, al que luego conocí cuando participó en una de mis actividades de conocimiento de la especie. Conservo como oro en paño el dibujo de una cabeza de lobo que me hizo en un periquete ese fin de semana.
Aparte de estos dos autores
españoles, no debemos olvidarnos de Valverde y de su libro “Los lobos de
Morla”; en esencia, una joya de la literatura con un volumen infinito de
información y además, una fuente de inspiración.
¿Qué
ha impulsado el lanzamiento de “LVPVS MORBOS SANABAT?
¿Cuántos
años de trabajo hay detrás de esta obra?
El trabajo que finalmente se ha
materializado en este libro viene de largo, pero ha sido liderado desde su
origen por dos de los autores, los biólogos José Antonio González y José Ramón
Vallejo, que llevaban mucho tiempo buceando en la bibliografía y en los
tratados antiguos para investigar sobre diferentes aspectos relacionados con
los usos del lobo. Son los incuestionables artífices y
líderes de este proyecto y de hecho, ya habían publicado varios artículos sobre
esta temática previamente. Estos autores me invitaron a participar en el libro porque
conocían mi interés por todos los temas relacionados con la cultura tradicional
asociada al lobo. De hecho, en LVPVS MORBOS SANABAT he aportado numerosos datos
referentes a los usos veterinarios y medicinales basados en el lobo y recogidos
entre 2011 y 2020 en el noroeste de Zamora, un territorio donde he entrevistado
más de 300 personas mayores para conocer la dimensión cultural que ha generado
esta especie. También he aportado algunos dibujos y fotografías al libro.
Cada
año aparecen varias publicaciones sobre el lobo ibérico ¿Qué ofrece esta obra
en diferencia a todas las demás que se han publicado sobre el lobo ibérico?
Es una nueva contribución al
conocimiento de nuestros lobos y además, visibiliza otro de los valores
asociados a este carnívoro: su importancia en la etnozoología de la península
Ibérica. En el plano de la literatura es un compendio de información que estaba
dispersa en numerosas fuentes originales, libros, artículos científicos o en la
memoria viva de los habitantes del noroccidente zamorano o también, del norte
de Portugal (una de las áreas de trabajo del cuarto de los autores, el biólogo
portugués Francisco Álvares). El cuidado diseño de LVPVS MORBOS SANABAT es otra
característica que les está gustando a los lectores.
¿Cuáles
han sido los principales inconvenientes que has encontrado durante este trabajo?
En mi caso, no ha supuesto ningún
obstáculo. Lógicamente las revisiones y el trabajo previo de recopilación de
información es largo e implica tiempo, pero también ha sido muy enriquecedor,
al menos para mí y en lo que respecta al noroeste zamorano. Además, con los
otros coautores la coordinación y el reparto de funciones han resultado muy
llevaderos.
Es
realmente compleja el aura que rodea el lobo, que históricamente ha sido muy
sensacionalista. Conoces al lobo muy bien y también a la gente que convive con
él y así como a las personas que intentan observarlo en su tiempo de ocio. Es
evidente que no se ve igual en la ciudad que en el campo. ¿Qué hay de cultural
y que hay de científico en nuestra percepción del lobo?
Espero no confundirme, pero creo
que la percepción que cada uno tiene de nuestros lobos está influenciada por
varios factores. Quizá el interés innato por los animales con el que algunos
nacemos y el acceso a literatura, las experiencias personales o el goteo de
mensajes positivos o negativos (estos
últimos muchas veces lanzados por la prensa provincial) pueden ser claves.
Influyen también el nivel formativo, la ocupación, el lugar de residencia e
incluso el sexo de cada uno. En Cantabria, se demostró que las mujeres urbanas,
jóvenes y con estudios universitarios tenían la mejor percepción respecto al
lobo; mientras, en el mismo territorio, la opinión más opuesta era la de
hombres, sin estudios superiores, ganaderos de extensivo y que además, eran residentes
en el medio rural.
Esta situación deja entrever varias
cosas. Con frecuencia lo comento en broma aunque sea en verdad, necesario: los
padres deben leer a sus hijos la versión del lobo de el cuento de Caperucita Roja. Por
otro lado, todos los que estamos implicados en esta especie debemos seguir
dejando mensajes a la sociedad sobre su importancia. Y una cuestión muy
importante que también repito en mis cursos: todos podemos contribuir de algún
modo a mejorar la imagen del lobo (nada de pensar que “ya lo harán otros”).
Recientes
estudios con leopardos, demuestran que la gestión cinegética limita su
capacidad de dispersión. ¿Qué crees que puede limitar que el lobo no llegue a
determinados sitios o le cueste tanto llegar?
No solo lo creo, estoy totalmente
convencido y de hecho, es un tema que ya se ha abordado en varios trabajos
científicos. Es cierto que los corredores u otros factores de índole “cultural”
pueden influir en la dispersión y colonización de una u otra zona. Pero parece
irrefutable que la caza, el furtivismo (otra forma de caza) o los controles que
sufre esta especie están muy relacionados con una situación que no deja de ser
evidente: hablando de manadas, la población española es actualmente, muy
similar numéricamente a la de finales de los años 80. No existen argumentos
para pensar lo contrario. No debemos echar las campanas al vuelo con la punta
de lanza que ha recolonizado algunas zonas de Madrid, Segovia o Ávila. La
balanza se equilibra si tenemos en cuenta que este depredador, ha desaparecido en
Sierra Morena, en Gata o en la Sierra de San Pedro, no avanza ni en Soria, ni
en Salamanca, ni en Álava o que, en una década se ha reducido a la mitad el
número de grupos -y quizá el tamaño de los mismos- en Burgos y Valladolid.
Las “ventajas” de cazar a este cánido
solo derivan en un supuesto rédito electoralista. Muchos cupos de caza se
establecen incluso en zonas donde los lobos no generan ningún tipo de
conflictividad. En zonas ganaderas matar lobos no deja de ser una medida incongruente
-no garantiza que se reduzcan los daños- y además, es cada día más rechazada
por gran parte de la sociedad. Asimismo, la caza elimina a tiros genes
necesarios para adaptarse en mundo cambiante, rompe con el intercambio de
información y aprendizaje entre los animales de la manada, frena la capacidad
de reclutamiento de ejemplares a la población y lógicamente, limita y ralentiza
el número de dispersiones y quizá también, su longitud (es lo que parece que ha
ocurrido en el centro de Castilla y León). Los modelos de gestión son
mejorables y deben cumplir con las directrices de la legislación europea, según
la cual, el lobo es una especie protegida; además, deben primar aspectos
relativos a la ecología, a la genética, a la organización social o a la conservación
de estos animales.
Algunos
dicen que la mejor forma de protegerlo es que no sepa que está, pero por otro
lado el turismo puede generar ingresos.
Creo que es un error basar la
defensa a ultranza de determinadas actividades de acuerdo a su impacto
económico (algo muy recurrente con la caza, por ejemplo); pero es cierto, por
otro lado, que en zonas como el noroeste zamorano el lobo vivo es un recurso
muy importante para el desarrollo rural y eso hay que visibilizarlo para que
los políticos y los gestores tomen nota: el lobo en el monte genera más euros
que disecado.
De todos modos, de ese desarrollo
rural basado en esa especie, se derivan otras ventajas para el lobo. De hecho, hace
unos años comprobamos que para los habitantes de Villardeciervos -donde existe
un constante flujo de naturalistas que duermen y comen y que intentan observar
lobos durante todo el año-, la percepción de esta cánido es mejor que en
Tábara, una localidad cercana y muy similar en términos socioeconómico, pero
que no acoge este tipo de actividades.
La importancia de esta actividad
(prefiero no hablar de “turismo” por sus connotaciones negativas y hablar de
“turismo de conservación”) es que puede mejorar la percepción de esta especie
entre los participantes. Empaparse de conocimiento real es una herramienta
enorme para corregir la percepción o aumentar la implicación con este
carnívoro. Si además, consigues que la gente se “enamore” más de este bicho, conseguimos
un avance. De hecho, este es uno de mis principales objetivos desde que, en
2013, fundé Llobu Ecoturismo y Medio Ambiente (www.llobu.es). No
obstante, aunque el fin sea necesario, no lo justifica cualquier medio y
de hecho, cualquier actividad se debe plantear con un exhaustivo código que
anteponga el bienestar de los lobos a su observación (el de Llobu es este: https://www.llobu.es/codigo-etico/)
Normalmente
salen al año muchas publicaciones sobre el lobo ibérico y además nos llegan
varias de lobos norteamericanos. Sobre todo de USA y Canadá. Sin embargo otras
subespecies de lobos como el lobo indio, árabe, tibetano o incluso el mejicano,
son bastante desconocidos por el gran público. ¿Has podido ver o estudiar lobos
en otras partes del Mundo? De no ser así ¿cuál te gustaría más estudiar?
Hace un par de semanas leí un
artículo sobre los aspectos reproductores de los lobos en las montañas de
Nepal. Me pareció increíble realizar un seguimiento de esta especie a 5000
msnm. Debe ser durísimo. Mi actividad profesional se ha centrado en el noroeste
de España, aunque he visitado otras zonas con lobos como Abruzzos, Bialowieza o
Tras Os Montes (donde participé en uno de los censos del lobo en Portugal).
También he participado en varias expediciones para muestrear cánidos y otros
carnívoros en el norte de Marruecos.
Comentaris
Publica un comentari a l'entrada