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Entrevista a Francesc Kirchner

 25 años de Oryx

No hay naturalista profesional o aficionado que no conozca la tienda Oryx y tras un cuarto de siglo, se ha convertido en un icono. Y por ello entrevistamos a Francesc Kirchner.

¿Cuándo empezó tu pasión por la naturaleza y las aves?

Es difícil recordarlo con exactitud, pero en el subconsciente debió empezar a los 10 o 12 años, cuando intentaba identificar con la ayuda de las fotos del libro “Els ocells de les Terres Catalanes” los carboneros que aparecían en el jardín de una casa en la que pasaba los veranos. Más tarde, a los 14, di el paso de querer comprar una guía y unos prismáticos, a medias con un amigo, después de que su hermano nos organizara una visita al Delta de Llobregat (pasando por los agujeros de la valla) y se me abriera un nuevo mundo al ver un par de archibebes y ¡unos patos cuchara en el Remolar!

En mi caso no hubo un abuelo en el pueblo, un padre cazador o un hermano ya metido en el tema que me introdujera, fue una pasión que me surgió espontáneamente.

 


Estudiaste veterinaria, pero se cumplen 25 años de Oryx, ¿Cómo nació la

idea?

 

Estudié esta carrera con la ilusión de convertirme en veterinario rural. También en mi adolescencia, cerca de esta casa donde pasaba los veranos, había una masía con su establo de vacas y muchas tardes me encantaba ayudar al payés a recoger la hierba fresca para dar a sus vacas y a ordeñarlas. Pero cuando terminé la carrera fue justo cuando España entraba en la “CEE” y empezaron a aplicarse las duras “quotas” de producción de leche por lo que vi muy difícil encontrar una via profesional en este campo. Entonces surgió la oportunidad de empezar a trabajar en una consultoría en temas medioambientales encargándome sobre todo de hacer planes de aprovechamiento cinegético, estudios de impacto ambiental y de ordenación del territorio. Al cabo de 5 años de trabajar en esta consultoría, el “jefe”, Claudio Racionero, me propuso que empezáramos un nuevo proyecto como socios. Teníamos muy buena sintonía personal y profesional y decidimos apostar por algo nuevo. Inicialmente la idea era crear una marca de productos relacionados con la naturaleza que iban desde pósters a camisetas y tazas, pero al cabo de relativamente poco tiempo surgió, por casualidad, la posibilidad de ocupar un local a pie de calle para almacenar nuestros productos. Como el local había sido una armería hasta hacía poco, tenía todo el mobiliario adecuado para volver a abrirlo al público con nuestros productos. Al hacerlo decidí que ya puestos, porqué no añadir unas cuantas guías de campo a mis productos. Y también unos cuantos prismáticos, y en muy poco tiempo empecé a añadir todo lo que a mi me gustaría encontrar en una tienda para naturalistas. Y fue así, casi sin querer, que convertimos una antigua armería en la primera tienda en España con libros sobre historia natural y todo tipo de equipamiento para naturalistas.

 


Empezasteis en el Carrer de Bigai en un local más pequeño que la nueva generación de naturalistas no conoce, fue difícil empezar?

 

Como he explicado, la elección del local no fue, de entrada, pensando en abrir ORYX. La actividad comercial con la marca de productos que habíamos creado, que se llamaba ARCTOS, nos permitió soportar el lento crecimiento inicial de la parte que vendíamos en la tienda, pero con el paso de los años lo que se consolidó fue la actividad de ORYX mientras que ARCTOS, como marca de camisetas y del resto de productos acabó extinguiéndose. Por suerte, el animal que inspiró el nombre de aquella marca, fue precisamente por aquél entonces que se reintrodujo y siguió el camino opuesto, igual de dificultoso, ¡pero hacia la plena recuperación!

 

1996, Carrer Bigai (el Periódico)

 

Los productos de la tienda ocupan un amplio espectro de lo que cualquier naturalista puede necesitar, ¿Cómo es el reto de tener contento desde el ornitólogo más especializado hasta los más pequeños?

Yo considero que cuando eres capaz de atender bien al más experto, los que no lo son tanto o justo empiezan a interesarse por esta actividad, se benefician de la capacidad que tenemos de atender a los primeros. Por eso siempre hemos intentado disponer de las últimas novedades en material y en libros y ofrecer el abanico más amplio posible de opciones. Y también nos encanta que entre nuestros clientes haya quien encuentre en ORYX libros y artículos que puedan gustar a su hijo, sobrina, nieto o niñas de sus amigos y familiares.

 


 

 

¿Recuerdas algún libro o producto en especial que al llegar a la tienda pensaras “ahora si somos una tienda especializada”?

 

Para mi fue un gran estímulo (y una agradable sorpresa) que muy al inicio de ORYX, marcas de prismáticos y telescopios de prestigio como SWAROVSKI y KOWA, sin conocernos de nada, apostaran por nuestra idea de crear una tienda para el naturalista. Hay que tener en cuenta que a finales de los 90 éramos un colectivo pequeño y casi invisible para la sociedad en general. Comparado con la caza, el alpinismo, el esquí, etcétera, no éramos nada, por lo que confiar en una tienda dirigida a un mercado que no se sabía que existiera, tenía su valor. Más adelante ha habido productos que han marcado nuestro perfil y trayectoria, entre ellos destacan las cajas nido y comederos de marcas de referencia en Europa como Schwegler y Jacobi Jayne, las cámaras de trampeo fotográfico, los detectores de ultrasonidos para el estudio de murciélagos y ya más recientemente los equipos de bioacústica.

 

Muchos clientes de la tienda son ya profesionales reconocidos en nuestro país e incluso fuera, ¿Cómo os sentís formando parte de esta generación?

Con el paso del tiempo es evidente que yo, como responsable de ORYX, pertenezco a una generación que ya empieza a dejar atrás su ecuador y, efectivamente, muchos de nosotros hemos encontrado nuestro perfil profesional en este campo. Pero ORYX siempre he considerado que ha sido muy transversal generacional y socialmente. La pasión (o solo el interés para algunos) por la naturaleza, se da en gente de todas las edades y todos los estatus sociales, y esto creo que siempre nos ha enriquecido como colectivo. Y para muestra un botón, en ORYX hemos trabajado a lo largo de estos 25 años unas 40 personas, con edades entre los 18 y los 60 años, de nuestra ciudad, de nuestro país y hasta de otros relativamente lejanos!

 

Aparece hace unos años Delta Birding Festival, ¿Cómo nace esa idea y que implicación tiene Oryx?

 

La idea nace de una necesidad. Prácticamente des que empezó ORYX, he tenido la oportunidad y la suerte de visitar casi anualmente la Birdfair inglesa, desde que se llamaba “The British Birdwatching Fair”! Siempre volvía con la idea de que se tendría que organizar algo parecido en nuestro país. Y me gustaba mucho que la Birdfair tuviera entre sus objetivos principales el recaudar fondos para la conservación de las aves. Y entre sus impulsores una tienda de óptica. Durante unos años la SEO organizó una feria similar coincidiendo con su congreso bianual, pero la participación de público quedaba limitada a los asistentes del congreso. Hubo un intento de crear una feria abierta a todo el público a principios de los 2000 vinculada a los Aiguamolls de l’Empordà, pero no triunfó. Posiblemente se adelantaron a sus tiempos. Más adelante la Junta de Extremadura decidió organizar la FIO y gracias al fuerte apoyo económico y político esta vez sí progresó y creció. Yo pensé que se convertiría en la Birdfair española, había condiciones para ello. Pero tras varios años de participar como expositor en ella echaba en falta un espíritu más cercano a lo que es la Birdfair y más dirigido a los ornitólogos y aficionados naturalistas. Hice una serie de propuestas a los organizadores de la FIO, pero la mayoría cayeron en saco roto y las pocas que no, se llevaron a cabo sin tener en cuenta a ORYX como impulsor de ellas.

Llegado a este punto consideré que era el momento de intentar hacer yo una propuesta (y coincidió con que unos cuantos más tuvieran la misma idea en muchos otros puntos de la geografía española). En seguida encontré la colaboración y compromiso del Institut Català d’Ornitologia (ICO) y de la Fundació Catalunya - la Pedrera. Y también de la Generalitat de Catalunya y las administraciones locales, aunque no en la misma dimensión económica que otras entidades públicas apoyan otras iniciativas en otros lugares. En 2019 celebramos la sexta edición con más de 2.000 asistentes y culminando una aportación a distintos proyectos de estudio y conservación de las aves de unos 25.000 €. En 2020 por razones obvias no hubo festival, pero los próximos 24, 25 y 26 de septiembre de 2021 volverá a celebrarse.

 

¿Has visto un cambio de conciencia ambiental en los clientes que se acercan a la tienda a lo largo de estos 25 años?

La he visto más en general que en concreto en los clientes de Oryx. Percibo un cierto desconcierto en la sociedad - yo mismo me incluyo-, provocado por ver ya de forma mucho más cercana la evidencia de la crisis ambiental planetaria y todavía no ser capaces de hacer los profundos cambios en nuestra vida cotidiana que deberíamos hacer para intentar enderezar la situación. La propia existencia y éxito de ORYX creo que no sería posible si cambiáramos hasta donde sería necesario nuestros hábitos cotidianos, incluido el de la forma como disfrutamos de nuestra afición a la naturaleza.



 


 entrevista de Jaume Martín


 

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