El pasado Viernes, fuimos a ver con mi pareja y unos amigos la nueva versión de "El Rey León", en un cine repleto de un público formado básicamente por dos generaciones. La que fue a ver la película, en su época, de niño, más la siguiente, es decir los hijos de los que la disfrutaron en su infancia, acompañados por sus padres.
Dejando de lado los fallos zoológicos, que me ponen bastante nervioso y que aparecen en demasiadas películas y de los que algún día podría dedicar entradas enteras en el blog la cinta es bastante buena como para no decepcionar a ningún fan de la primera versión, dejando un buen sabor de boca.
Como espectador, disfruté mucho de la película pero como naturalista y como conservacionista no podía evitar pensar en otras cosas...áreas de distribución, datos, amenazas...
La hiena manchada, que tanto participa en esta película, todavía pierde ni más ni menos que 400 ejemplares anuales por lazos ilegales en el hábitat del Serengeti. Pese a que la especie a nivel global no se considera amenazada, el total de la población de esta especie, está descendiendo.
Los leones viven hoy en día, en menos del 16% de su área de distribución original.
Concretamente entre 1993 (un año antes de que se estrenara la película original) y 2014, estos felinos habían desaparecido en un 60% a nivel global pese a que, en la India, donde los leones se parecen sorprendentemente al "Scar" de la nueva versión han aumentado un 12%. La IUCN considera la especie como amenazada, más concretamente como Vulnerable. En el Oeste de África se considera en peligro crítico.
Todavía hoy, de 220-240 ejemplares son cazados por deporte en África, y eso sin tener en cuenta los ejemplares ejecutados en la práctica de caza enlatada. Además de presentar una gran vulnerabilidad ante lazos de los furtivos y al envenenamiento por parte de los ganaderos locales.
De seguir esta tendencia, es posible que la generación que hoy llora por la muerte de Mufasa en pantalla, no disponga más que del material gráfico sobre los leones para mostrar a sus hijos.
Leones y hienas manchadas son superpredadores, que cumplen con un papel de vital importancia en el ecosistema en el que viven. Sensibles, tan cariñosos con los suyos y agresivos con sus rivales como lo somos los humanos. Ni más ni menos.
Pese a la mala e inmerecida fama de nuestras moteadas protagonistas, éstas, son grandes cazadoras. De hecho, de el 60-95% de lo que comen, lo consiguen cazando por sí mismas y están lejos de ser el cómico e idiota esbirro con las que las representa Disney. En conclusión: Ambas especies, son carnívoros de un marcado comportamiento social. Todo esto hace más difícil, si cabe, la translocación o reintroducción de grupos con éxito en aquellas zonas donde sus poblaciones han sido mermadas o incluso extinguidas localmente.
Tanto "El Rey León" y otras películas de este género, como la gran parte de documentales que muestran gran fauna, sirven para acercar a los más pequeños a los animales y a empatizar con ellos. Pero somos los adultos los que con nuestras decisiones diarias, la forma en que consumimos, viajamos, votamos a nuestros políticos, apoyando o participando en organizaciones, podemos beneficiar el futuro de estas magníficas criaturas con las que compartimos el planeta. Si no cambiamos pronto, puede que el amanecer con el que abre la película y nos arranca el "Nants ingonyama bagithi baba" (el MAAAA CHIGÜENYAAA de toda la vida...) será un canto nunca más contestado por el precioso rugido del león y sin el diverso y mágico cantar de las hienas.
Imagen propiedad de: Disney
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Jaume Martín
BIBLIOGRAFÍA:
Luke Hunter & Priscilla Barrett (2018). A FIELD GUIDE TO THE CARNIVORES OF THE WORLD (second edition) Ed. Bloomsbury
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