Será que soy un ignorante, o mi vida de urbanita me ha hecho así. Ya sabéis amigos, ¡comodidad! levantarte a las 6 de la mañana para ir a trabajar cual sardina en lata en transporte público o trabajar El lujo de la urbe que todos conocemos. Y claro de campo no sé nada de nada. ¡Qué voy a saber! Si nací en L’Hospitalet del Llobregat.
Pero ¡ay los que viven en el campo! ellos si que saben! Ser cazador y ganadero o incluso simplemente “ser de pueblo” parece que ya otorga gran sabiduría per sé. Del mismo modo que las canas y/o alopecia y la pendulez testicular dan sabiduría política y deportiva en la barra de un bar siempre que se mire alrededor con autosuficiencia. Da igual lo mucho que vayas a observar animales en estado salvaje, lo mucho que estudies o leas. La denominación de origen lo es todo. Aunque llames aguilucho a toda rapaz del tamaño entre el ratonero y la perdicera, alcotán a todas las rapaces diurnas que presenten el tamaño de un cernícalo, y búho a todo el que vuela de noche, que para eso es búho, joder. Por eso ellos tienen medios tan exclusivos y de alto nivel intelectual como Jara y Sedal. Ya sabéis amigos, la revista que hay que apartar en el Kiosko cada mes para llegar a la Quercus. Hoy, en estos días de redes sociales y que todos llevamos teléfonos con cámaras, los cazadores y dueños de cotos no iban a ser menos y comparten sus profundas reflexiones y de vez en cuando sus acertadas observaciones, que nunca tienen un “quizás” o un “puede ser que…” ya que ellos son profetas en su tierra (desde la invención de internet son profetas de polo a polo) y reciben conocimientos de la naturaleza prácticamente por osmosis.
La semana pasada, me llegaba por whatsapp, en un grupo que comparto con otros dos Naturalistas y como ellos son de pueblo, creo que me puedo fiar de ellos, aunque lamentablemente como son de la provincia de Barcelona pues no son tan auténticos (son algo así como de pueblo Hacendado). La publicación que compartía Jara y Sedal y que les había enviado un dueño de un coto. Es decir un gurú de la naturaleza. En la publicación se aprecia un meloncillo (Herpestes ichneumon)
muerto, en el que se aprecian heridas provocadas por colmillos y unas huellas que muestran el paso de unos animales pero que la revista y el autor afirman que son de lince. El autor de las imágenes ha querido permanecer en el anonimato según el medio y también ha querido ocultar la localización de la misma. A mi humilde parecer unas claramente de tejón (Meles meles). A mí me ha parecido que la segunda huella no concordaba con la de ningún felino y a juzgar por el tamaño comparado con las de tejón situadas al lado, me atrevería a decir que son de zorro (Vulpes vulpes) sin ser ni de lejos el rastro mas claro que he encontrado de zorro en mi vida. Pero claro, no soy de campo.
De la publicación me llama la atención estas observaciónes:
“Por otro lado, el dueño de la finca ha confirmado a este medio que su coto cuenta con una población regular de linces y que es habitual presenciar ataques de estos animales a otros predadores, como los zorros” Los carnívoros tienen por costumbre eliminar a los competidores, es decir a los otros carnívoros con los que coexisten, hay que decir que estos comportamientos aumentan cuando disminuye la densidad de presas, así que en un hábitat estable esto no debería ser tan habitual. Pero bueno, a saber que significa habitual. «El meloncillo se ha metido en su territorio y éstos han acabado con él». Los meloncillos viven en el mismo hábitat que los linces, de hecho, forma parte de los inconvenientes de ser un meloncillo. El territorio delimitado por las marcas olfativas que deja un lince no es un lugar delimitado como los cotos de caza. Los animales entran y salen de estas barreras imaginarias, coexisten, viven y mueren. Es mucho más complejo que "entrar o salir" o "dentro o fuera". Es obvio y es acertado pensar que un lince pudo haber matado al meloncillo. Puesto que los matan. Eso sí, si las pruebas que se aportan no son concluyentes puede que se ponga en duda lo observado, pues en ello reside el método científico. Si la observación no es válida, la conclusión no podrá serlo. Basarse en las huellas para aclarar este hecho es claramente erróneo puesto que las huellas de los felinos son más asimétricas que las que aparecen en la fotografía y el 3r dedo siempre aparece algo adelantado. Según los libros claro. Libros que uno (urbanita o no) puede leer antes y después de ir al campo, incluso guías que puede consultar por el camino. Si Jara y Sedal o el profeta que ha otorgado la fuente añadieran un quizá o un podría ser, seguramente un servidor no estaría escribiendo esta entrada.
Pero claro, yo que voy a saber, si no soy de pueblo. Eso si, impaciente estoy por saber que pasará en el próximo capítulo de esta historia cuando sepamos que pasó con el tejón que entró en el territorio del lince!
Adjunto links de una guía de rastros interesante para los que no podéis aprender por denominación de origen:
LOBOS, LINCES Y OSOS. LOS GRANDES CARNÍVOROS IBÉRICOS A TRAVÉS DE SUS RASTROS De la Fuente J.C.
Muchas gracias!
#BeBonoboMyFriend
Jaume Martín
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