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El "putoamismo intraespecífico" y una hiena

Ocurrió en el año 2014, cuando por fin pude hacer realidad el sueño de todo amante de la naturaleza y poner las pies en la región del Mara-Serengeti, y lo digo así porque aunque sean dos parques nacionales distintos gobernados por diferentes países (Kenya y Tanzania) realmente forman un mismo hábitat y a los animales el tema de los mapas políticos les da bastante igual. Y suerte que tienen...


La primera protagonista de esta historia es una guía local que nos acompañaba, realmente nadie la invitaba pero ella hacía los contactos con la empresa que llevaba los safaris y luego se apuntaba para darse un paseo, ponerse hasta el culo en el buffet, y hacerse fotos con todo el postureo que hubiera al alcance. Vamos como un turista más. A mí en particular su presencia, se me hacía muy cargante porque no paraba de hablar y eso cuando uno quiere ver animales salvajes y disfrutar de un paisaje es algo que se hace muy molesto. Me ponía muy nervioso, en particular, su verborrea, hablaba de los animales como una experta y no tenía ni puta idea y esto que sirva de lección: No sabes más de el entorno que te rodea por el hecho de ser autóctono.  Soy de Barcelona pero seguro que un arquitecto chino puede decir más sobre la Torre Agbar y la Sagrada Família que yo. La observación sin análisis es simple subjetividad.
Lo que me puso fundamentalmente nervioso fue que dijera que había visto un lance de caza por parte de unos leones, sobre un grupo de búfalos, en la cual los leones caían al río con un joven búfalo y un cocodrilo... ¿No os suena? es aquel vídeo que se hizo viral, grabado por unos turistas en el Parque Nacional Kruger ¡EN SUDÁFRICA! a unos 2500km de allí unos 7 años antes...
Como diría mi abuela "yo no digo náh, pero..." me parece mucha casualidad que todo pase exactamente igual en un lance de caza teniendo en cuenta las muchas variables de las que depende. Sobre todo, el factor cocodrilo.
Total que ella fue contando el vídeo (que he visto demasiadas veces). Ante la atónita mirada de los presentes. Los únicos frikis de la fauna, éramos en aquel vehículo mi novia y yo, que ya nos íbamos oliendo la tostada, pero no decíamos nada pensando que si no la mirábamos directamente a los ojos no nos hablaría mucho; y mirábamos por la ventana todo el tiempo en busca de fauna en el horizonte. Pero nuestra amiga seguía dándole al palique. En estas, contó, que un día había salido de la tienda y al asomar la cabeza vió lo que al principio creyó que era un perro y cerró la tienda muerta de miedo, al ver que era una hiena. A mí que confundiera un perro con una hiena ya me pareció ofensivo. La gente que nos acompañaba, que no sabía mucho del tema, puso cara de terror y la miró como mirarían a Félix Rodríguez de la Fuente tras la famosa escena con la anaconda. A mí en particular, que alguien se invente que en África ha visto un canguro devorando a un oso polar mientras un cachalote acechaba en la espesura me da igual, pero cuando se habla de un animal en una situación no peligrosa como si fuera un demonio asesino, me cabrea. Porque infunde la idea de que los animales son peligrosos por el hecho de pertenecer a una determinada especie y no es así.
Una hiena acostumbrada a los turistas, buscando seguramente basura en un campamento no es un animal peligroso. Así que le dije en mi inglés nivel medio "Guan jayina iS noT a probleM meibI fOUr JAYINAS... during nAight.." A lo que ella me contestó en inglés: "Pues cuando veamos una hiena bajas del coche y cerramos la puerta" a lo que dije OK. Mi novia nos miraba con cara de "estoy rodeada de idiotas" y me preguntó si había entendido lo que me había dicho conocedora de mi pésimo "inglisH" y le pedí que me tradujera por si acaso, pero resultó que mi "nivel medio" funcionó aquel día. Al cabo de unas horas, paramos para comer, y bajamos del coche. Me sorprendió que bajáramos, porque a mí, el día anterior, ella me había reñido por sentarme con medio culo fuera para fotografiar unos guepardos, no sin que los de el coche de enfrente nos llamaran la atención porque nuestra querida guía hablaba demasiado alto con otra turista norteamericana que ignoraba a los felinos mientras leía el periódico (si, ese era el nivel) Antes de comer incluso se le cayó el teléfono móvil fuera del vehículo mientras intentaba fotografiar un león macho y el celular fue recogido por el conductor de otro vehículo, que obviamente también nos regañó. Total, que bajamos, el conductor miró por si en la acacia había algún leopardo, y nos pusimos a comer a la sombra. A media comida el conductor interrumpe y dice: "Eh amigo ahí hay una hiena"
En ese momento pensé: Tierra trágame, pero para algo había bajado la cámara del coche y tenía la oportunidad de fotografiar una hiena manchada con una luz estupenda. Así que me levante cogí la cámara y fuí hacia la hiena que debió oler nuestra comida antes incluso que nosotros. Yo me acerqué a la hiena de pie y con paso decidido pensando que esta se marcharía conforme yo me acercara.  Al acercarme bastante y parar a enfocar y encuadrar, la hiena se detuvo. Ahí estaba, tan espléndida como todo depredador de la sabana, aquel cuello imponente y esas mandíbulas... Los cuartos traseros, en cambio, los debió diseñar el mismo becario que en su día diseñó también los brazos del T-Rex. Tras un segundo, que a mi adrenalina y a mí se nos hizo larguísimo, la hiena siguió andando hacia mí. Yo escuché a mi novia, de fondo, decir: "ay ay ay..." con su media sonrisa en plan, a ver si saldrás por patas guapito. Y yo pensé: "mira la veterinaria esta... a ella la muerden, arañan, la pisan, se le mean, le vomitan, se le cagan y vacían sus glándulas pestilentes toda clase de fauna y ha vivido 6 meses rodeada de babuinos cuyos colmillos ni le cabrían en la boca a esta pobre hiena". Yo a su lado soy una rata de biblioteca. En fin, contuve mis esfínteres todo lo que pude, y avancé todavía más hacia la hiena. Ya estaba muy cerca, podía ver su respiración jadeante bajo el sol africano. Di unos 5 pasos y se detuvo del todo. Doy gracias al estabilizador de la óptica, porque seguro que sin darme cuenta había empezado a temblar, entre la emoción y la adrenalina de un sueño hecho realidad y el miedo de mi subconsciente que ya me decía: ¡sal por patas cabronazo!. Aguanté e hice algunas fotos más. Después, crocuta crocuta agachó la cabeza y se fué entre las altas hierbas y desapareció como si nunca hubiera estado allí. Y creo que tragué al menos el volumen de un puño en saliva. Llegué incluso a desear que hubiera hipopótamos cerca, para poder culparles en caso de laxarme demasiado, como no había pensé "culparemos al picante", por suerte mi pequeño Kilimanjaro estuvo inactivo aquel día y menos mal porque las hienas sienten atracción por los olores desagradables.
Volví hacia mis acompañantes, con una sensación que podría definir en un 50% de soy el puto amo y un 50% de no debería haberlo hecho, que almenos conmigo, son sensaciones que van de la mano siempre. Es curioso, porque cuando estudiamos las relaciones entre animales se habla de parasitismo, mutualismo, competencia intraespecífica, interespecífica. Yo creo que entre humanos existe el "putuamismo intraespecífico" esa manera de demostrarnos mutua y absurdamente que estamos por encima de los demás cuando en realidad solo hacemos el gilipollas.
Hoy, tengo la sensación agridulce de pensar que esa hiena ha formado parte de mi vida pero el remordimiento de que yo no debí nunca formar parte de la suya. Los turistas a veces somos imprudentes y modificamos las conductas de los animales a veces con consecuencias fatales para los animales. En otras el turista sale perjudicado o muerto y la mayoría de casos el animal causante es un herbívoro muy grande y no un carnívoro. Yo confié en lo que sabía, una hiena sola, a plena luz del día es peligrosa si eres un recental, pero si no eres un humano, y no había indicios de una conducta predatoria ni mucho menos agresiva por parte del animal pero no hay que olvidar que hay un estudio que demuestra que el 50% de los ataques provocados por carnívoros a humanos se deben a imprudencias humanas. Que seguro se parecen bastante a la imprudencia que yo cometí aquel día.


Volviendo a nuestra guía local, no me miró ni dirigió la palabra en un par de horas y eso es algo de lo que estaré eternamente agradecido a la hiena.

Jaume Martin

#Bebonobomyfriend


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